Jorge Landau: “Por un futuro mejor”

Revista “Micromundo Registral” N° 1

En el mes de julio de 2002, cuando el país transitaba una de sus peores crisis económicas históricas, nuestro director periodístico Alejandro Puga se encontraba con el entonces Interventor de la D.N.R.P.A, Dr. Jorge Landau.

El funcionario tenía en ese entonces 55 años, casado y con dos hijas, atesoraba ya una amplia experiencia en la actividad pública y privada. Había sido nombrado Interventor del organismo central el 14 de enero de ese año.

El Editor de la entonces revista institucional de la D.N.R.P.A. (“Micromundo Registral”) se acercó hasta su despacho en el segundo piso de la avenida Corrientes 5666 para conocer sus opiniones y proyecto en el organismo central, y estas son las declaraciones que dejó entonces el funcionario:

¿Con qué realidad se encontró al momento de asumir en esta Dirección?

“Bueno, el mismo panorama caótico que atraviesa el país… Me encontré con una Dirección parada, con montones de proyecto a la espera de decisión”.

¿ Y cómo guió sus primeras medidas?

“Simplemente utilicé el sentido común. Me encontré, por ejemplo, con un llamado a Concurso para cubrir cargos de Encargado en 22 Registros Seccionales. ¡Con la proyección ventas de automóviles del mercado esos nombramientos no tenían ningún sentido! Suspendí inmediatamente el llamado a Concurso y encaré —por el contrario— la eliminación de los Registros intervenidos y la redistribución de los legajos que ellos poseían. Intenté así garantizar la rentabilidad de los Seccionales existentes”

¿Cree que con estas medidas alcanzará para garantizar en buen rendimiento económico del sistema?

“Es difícil de predecir, las proyecciones de ventas actuales de automóviles son muy magras. Dicté también otras medidas para mejorar económicamente a los Registros: reduje exigencias operativas como la obligatoriedad de contar con una segunda línea exclusiva para el servicio de fax, relevé provisoriamente la exigencia de contar con stocks mínimos y modifiqué finalmente escalas arancelarias. Pero no podemos soñar con la situación económica de los ´90 y tenemos que pensar otro tipo de sistema. Argentina es hoy otro país, y la Dirección tiene que adaptarse a ello”. 

¿Existe ese proyecto?

“El proyecto es el reordenamiento de un sistema que se ha desnaturalizado: su eje son los Registros Seccionales, y la Dirección Nacional su soporte. En este sentido esta intervención está desarrollando una política de reducción de gastos y está proponiendo proyectos para generar recursos genuinos”. 

“Por otro lado, es oportuno cuestionarse si a través de los años no se ha producido una desnaturalización del espíritu de la Ley Convenio (la ley que introdujo la financiación de gran parte del sistema a través de los Entes Cooperadores CCA y ACARA), ya que nos encontramos transfiriendo fondos generados por el sistema registral hacia otros organismos… La transición de esta gestión de gobierno debe tender también a ordenar este aspecto”. 

Esa Ley se fundaba en el principio de que los costos pagados por el usuario del sistema registral redundaran en su propio beneficio…

“¡Pero no que se transfirieran a otros organismos! Hoy en día los valores de los trámites aparecen como impuestos que solventan la Administración en general, y no están destinados a sus beneficiarios directos. Creo que es el momento de reordenar las relaciones jurídicas, económicas y administrativas que fundan este sistema, y preparar un futuro mejor”

A. P.

Coco Díaz


“No puedo decir nada demasiado bueno ni demasiado malo sobre mi hermano. Roberto es así, un tipo mediocre”.

“Mediocre es el trabajo administrativo que festejó tanto, mediocre es la mujer que eligió para casarse y mediocres son las ideas que propone para mejorar este prostíbulo: que por qué no contratamos seguridad más económica, que por qué no rebajamos el whisky con agua, que por qué no conseguimos preservativos más baratos, que por qué no abrimos un arancel más barato por participaciones simples, que por qué no vestimos a las chicas con motivos caribeños… esas son las ´grandes ideas´de mi hermano”.

“Pero —más allá de esta chatura— lo que no pude tolerar nunca es lo que hizo cuando lo nombraron Jefe en una de esas oficinas de coches: cambió su apellido, diciendo que ´Díaz´ (el que nos legó nuestro padre) era vulgar y no se correspondía con ese ´gran cargo´ al que había accedido”.

“Eligió entonces llamarse ´Etchenagucía´ que como usted sabe es mucho más aristocrático…”

Coco Díaz sonríe cuando finaliza esta frase sobre la barra del bar de “Rimel¨. Su interlocutor es Anselmo Ciccione, un habitual cliente del local desde su inauguración.

Alejandro Puga

Libro «Digesto de Costumbres Registrales II», Mayo de 2001

Viviana Vander

“Digesto de Costumbres Registrales Tomo II”, Compilación

A Roberto Etchenagucía lo conocí en Iguazú, cuando empecé a dar clases de cocina en la escuela de Jorge Carrascosa”.

“Me conviene estar dos días a la semana en la ciudad por un contacto fronterizo que me facilita ´pasar´ cocaína barata desde Paraguay. Así fue como —para blanquear mi estadía en la ciudad— me enganché a dar ese curso en la escuela de este tipo, que le debe algunos favores a mi ex-marido”

“Y allí fue donde conocí a Roberto. Llegaba a clases siempre despeinado, lleno de carpetas, con su corbata mal anudada y la camisa sin planchar: parecía un empleado de oficina explotado por sus jefes. Pero me gustaron sus gestos, su manera elegante de decir las cosas, sus ojos negros, y hasta lo distraído que se mostraba durante las explicaciones. Creo que me atrajo esa imagen de tipo desgraciado que ofrecía (después me di cuenta de que no le faltaban motivos: las perradas de su ex mujer, sus hijas que lo rechazaban, las deudas que no paraban de crecer)”.

“Y la verdad es que me metí. Me enamoré de ese hombre, y le mentí sobre mi historia. Creí que si me sacaba algunos años —él me veía como una hija— si fingía una vida ´limpia´, si ocultaba a mi marido, podría retenerlo, podría enamorarlo yo también”.

“Entonces le oculté mi semana real, diciéndole que los martes me tomaba el micro hasta aquí para ver a mi madre enferma —vos sabés que vive en Córdoba, que está bárbara y que sale con un muchacho veinte años menor que ella—. Estoy en casa con las nenas hasta el viernes, cuando paso a hacerle una visita semanal a mi marido. Le entrego la mercadería que recibo y él se encarga de venderla entre los presos. Los sábados me vuelvo entonces para Iguazú, los domingos a la mañana recibo el paquete en la frontera y a la tarde vuelvo al departamento de Roberto”.

“¿Pero cómo voy a contarle a él todo esto? Lo amo, me encanta compartir su departamento, cocinar cosas, planchar las camisas… y no quiero perderlo por nada”

Viviana Vander contó esta historia a Ayelén Montalvo en su casa de San Javier un día miércoles por la tarde. Ayelén es una amiga de su infancia que vive en Santiago de Chile y pasó de vacaciones por su ciudad natal.

Alejandro Puga

Libro «Digesto de Costumbres Registrales II», Mayo de 2001