Un episodio desafortunado
Los Encargados de Registro acostumbran quejarse sobre las inspecciones, verificaciones y auditorías que deben atender. Dicen que son demasiadas y que algunos funcionarios se sienten como enviados por un “Poder Supremo”. Esta imagen se propagó después de que un inescrupuloso vocal de la AAERPA divulgara un suceso desafortunado hace algunos años.
Parece que en el mes de diciembre de 1997 un inspector de la Dirección Nacional —Ricardo Fuentes— estaba atravesando un mal momento: el hombre frecuentaba el alcohol para olvidar a su ex mujer, pero pasó el alcohol, llegaron las drogas duras y todo derivó en un cuadro que su psiquiatra diagnosticó como “peligroso” para su salud mental. El doctor Rosco recomendó que Fuentes “comience lentamente a desarrollar la actividad que le era habitual, para favorecer su recuperación”.
Así fue como el jefe del Sector donde trabajaba Fuentes —Departamento de Auditorías Técnicas— le asignó una tarea sencilla: hacer una visita de rutina al Registro misionero de Roberto Etchenagucía. El Seccional no ofrecía inconvenientes y allí fuentes podría —además— recorrer las cataratas del Iguazú para despejar su mente.
Pero el viaje no produjo el efecto deseado. El Acta de Auditoría que quedó de la visita —esa misma Acta que el vocal de AAERPA divulgó— adjuntaba una desconocida Disposición. Esa norma, transcripta a mano por Fuentes, estaba fechada el 14 de diciembre de 1967 y hacía mención a unos “10 Mandamientos del Encargado”. El Registro de Etchenagucía, según Fuentes, violaba severamente “cuando menos siete de ellos”.
Los 10 Mandamientos se fundaban —según los Considerandos— en unas “Tablas de la Ley” que el Ministro de Justicia de aquel entonces habría entregado al Director Nacional cuando asumió el cargo. Los Mandamientos se descifraron con dificultad, y pudo leerse:
- Amarás a la Cédula Verde por sobre todas las cosas.
- No desearás a la Encargada Suplente del prójimo.
- No matarás Usuarios, Encargados, Mandatarios o Gestores, ni Inspectores.
- No codiciarás emolumentos ajenos, aunque parezca inevitable.
- Honrarás al motor y al chasis.
- No molestarás al Director Nacional en vano.
- Santificarás los Decretos, Resoluciones, Disposiciones, Circulares y hasta las Notas aclaratorias.
- Amarás el puesto de tu prójimo como el tuyo propio.
- No fornicarás dentro del Registro.
- No robarás legajos en las divisiones.
La disposición —claro está— fue producto del delirio del Inspector, antes de que se declarara su esquizofrenia crónica. Roberto Etchenagucía recibió rápidamente disculpas de parte del Director Nacional, se anularon las actuaciones y Fuentes fue rápidamente internado en el Hospital Borda.
Pero, lamentablemente, nada pudo evitar que la imagen de las Inspecciones se viera seriamente deteriorada después de haberse difundido este episodio.
Alejandro Puga
Revista “Ámbito Registral” Nº 8, Agosto de 1998
Digesto de Costumbres Registrales – Tomo II