Best Seller
Sumariado por sus desajustes registrales, sus depósitos fuera de término y el nefasto estado higiénico de su oficina, Roberto Etchenagucía se alejó si reproches de la vida administrativa.
Cansado de las novedades informáticas y de las dificultades normativas, Roberto se internó a vivir la soledad de la selva misionera. Alojado en una humilde cabaña jesuita, nuestro desafortunado ex-funcionario se reencontró con su gran pasión juvenil: la literatura de aventuras.
Imaginó entonces una historia que su amigos más íntimos consideraron fantástica: se trataba de una novela futurista donde las cataratas del Iguazú escondían bajo sus aguas una siniestra central de computadoras, utilizada para encarcelar a los opositores del régimen dictatorial que gobernaba el noreste argentino.
Pero el problema llegó cuando Roberto intentó editar esa novela (que amenazaba con convertirse en un best-seller).
Ocurre que Etchenagucía —aunque ilusionado— no tenía los contactos apropiados, y terminó acercando sus manuscritos a la Editorial Evadan, una empresa proveedora de impresos registrales que había publicado en 1975 un libro sobre «La verdadera historia del Rubro H del Formulario 08». Evaristo Danso —el gerente de la empresa— recibió los escritos del ex-encargado con cordialidad, a pesar de la espantosa imagen que Etchenagucía había recibido en el ambiente.
Sin desmerecer la historia, Danso propuso algunos cambios que —dijo— harían más vendible la novela dentro del mercado de la empresa: «el héroe de la historia, ese personaje que lucha contra las injusticias del régimen neofascista, debe tener alguna cercanía con nuestro medio«, dijo Evaristo. «El lugar de los hechos —continuó— debe resultar familiar a nuestro mercado y debe encontrarse un desenlace estrictamente jurídico a los episodios».
Tan ilusionado estaba Roberto con su producción literaria, que aceptó todos los cambios propuestos, con tal de ver su libro editado.
La trama del relato perdió mucha fuerza, a raíz de las sugerencias de Danso: el héroe de la historia fue finalmente un humilde empleado de Correo de un Registro Automotor de la provincia del Chaco, la fortaleza informática de las Cataratas del Iguazú quedó sepultada por el Centro de Cómputos de Infoauto y la rebelión popular que derrocaba al régimen dictatorial fue reemplaza por una declaración contestataria de los miembros de la AAERPA.
El libro no se convirtió en best-seller, Roberto Etchenagucía perdió el apoyo de los amigos que elogiaban su texto original y la masiva afluencia de compradores a la editorial terminó siendo una distribución gratuita de ejemplares.
Pero no todo fue tan negro. Roberto Etchenagucía no pudo aspirar a ningún premio Novel de literatura pero —en cambio— ganó un prestigio inesperado dentro de la comunidad registral: se dice que el Director Nacional está pensando en restituirle su puesto.
Alejandro Puga
Revista “Ámbito Registral” Nº 9, Noviembre de 1998
Digesto de Costumbres Registrales – Tomo II