El Dr. Juan Carlos Pacífico es Encargado Titular del Registro Pergamino N° 2. Desde hace 10 años participa en nuestra revista con escritos de ficción, ensayos políticos y sociológicos.
En este caso, la reseña de tres libros signados por varios trazos en común: la carencia económica, el desarraigo en la temprana juventud, la fortaleza y el reconocimiento filial.
Nahima, Carmina y Angela no se conocieron, jamás supieron que transitaron una existencia terrenal común bajo los mismos paradigmas, culturalmente provenían de diferentes lugares con idiomas distintos, sin embargo tenían algo en común: nacieron en los últimos años del Siglo XIX y murieron en los años 60/70 del Siglo XX .
Sus infancias fueron duras con estrecheces económicas, nulas posibilidades de educación y superación, no solo por ser mujeres, sino porque sus patrias se destrozaban entre guerras y hambrunas y la esperanza de mejora no era una opción .
La emigración era el camino y así lo entendieron, Nahima de Siria a Chile, Carmina de España (Galicia) a Argentina y Ángela de Irlanda a EEUU.
Las dos primeras con solo 13 o 14 años fueron embarcadas solas a cargo de ocasionales paisanos que oficiaban de tutores en el viaje transatlántico, en los arribos sus parientes y amigos las esperaban .
Ángela con 20 años, casada con dos hijos y esposo, llegó a Nueva York donde la esperaba el infierno del alcoholismo de su cónyuge que fallece a poco de arribar. La dura realidad de la crianza en soledad en barrios de la periferia donde la violencia era cotidiana marcaron los primeros años en la anhelada America.
Nahima, a poco de llegar, se casó con un paisano 15 años mayor al que amó profundamente, tuvo descendencia y fue feliz arropada por los suyos con un buen pasar económico. Jamás regresó a Siria y por eso en su lecho de muerte la sonrisa por lo que logró y las lágrimas por lo que dejó la acompañaron.
Carmina, se casó a los 20 años con un paisano gallego que, junto a un socio, fueron dueños de un bar emblemático en Palermo (Bs As), tuvo buena vida y descendencia, regresó dos veces a su pueblo natal y falleció con una indisimulable sonrisa y una cierta pena por la niñez y adolescencia perdida.
Ángela falleció en Nueva York rodeada de sus hijos y tuvo un buen pasar a pesar de sus comienzos, jamás regresó a su tierra natal y la sonrisa le iluminaba el rostro y sus manos sostenían con ahínco un rosario de su infancia; como buena irlandesa católica.
Tres mujeres que no se conocieron —jamás una queja se esbozó en sus labios— pero sus vidas transitaron por una camino similar que otorga al ser humano ese toque de uniformidad dando pábulo a los sostenedores de la historia circular; es la misma alma que se debate desde los griegos hasta hoy transida de problemas y soluciones similares .
En el fondo de nosotros la historia nos cuestiona porque cada página de esa historia está escrita por los hombres y mujeres sencillos que con pasión y dolor caminan desde el amanecer hasta el ocaso.
Tres libros “Nahima, la larga historia de mi madre” de la chilena Edith Chahin Curi, hija de Nahima, “Las cenizas de Ángela” de Frank McCourt (EEUU, 1930-2009) hijo de Angela y “Mamá” de Jorge Fernández Diaz (Argentina, 1960) hijo de Carmina .
Los mentados libros sirvieron para sostener estas líneas en versión libre que nos permiten conocer profundamente el esfuerzo descomunal de tres mujeres valientes con una fortaleza difícil de creer.
Ellas representan a millones y hoy cuando los desplazamientos poblacionales tienen características disímiles a las de antaño siguen siendo las mujeres las sostenedoras del proceso fundacional de la familia .
Tres escritores que merced al vínculo parental escribieron con un grado de pasión y amor que desborda y que nos enseña a que ese amor de hijo es un vínculo tan fuerte que se llena con letras hermosas que demuestran un cariño difícil de expresar, sin embargo lo lograron, cada libro es una pequeña joya y a pesar de describir el mismo escenario nos emocionan y tal como sus madres los autores no se conocían y tampoco, deduzco, se influenciaron .
A leerlos si nos interesa profundizar en el tema, no nos arrepentiremos.
Dr. Juan Carlos Pacífico Annan
Mi abuela Nahima Rasuk de Annan vino de Siria en la primera década del siglo pasado , tal vez a los 15 o 16 años , se casó muy joven y dicen los de aquella época que mi abuelo Elías Annan operó para evitar que el elegido pudiera concretar y , entonces , apareció él y el desplazamiento fue inevitable .
En fin , comentarios de otros tiempos que , hoy , no podemos probar , pero que nos hacen sonreír en la penumbras de los tiempos.
Se establecieron en Pergamino ( Pcia. de Bs. As. ) y tuvieron una larga vida y fructífera descendencia : once hijos – enterraron a tres y un nieto varón en los 70′ – .
Es una mujer excepcional , ahora en mi oficina , me mira con sus ojos bellos y azules transidos de mansedumbre y un amor poderoso que no decae .
Tuve la suerte de vivir con ella en sus últimos años , mi madre – la menor de todos – cumplió su deber filial de cuidado con mi tía ; siempre recuerdo que su casa era el Aleph , el centro de nuestra vida familiar , ella le hablaba a sus hijos en árabe y ellos le contestaban en español ; nunca me perdono haber perdido el idioma , como lo dejamos ir! , pero la premura por vivir y generar recursos para tantos causó un estrago cultural y ese rico idioma fluyó al olvido.
Tampoco atisbo el por que no hablé con ella de su pasado , cuando ella se fue yo tenía 18 años y hablábamos del presente pero jamás del pasado , ellos no incentivaban y a esa edad las prioridades eran otras por cuanto me preparaba para el salto universitario ; se lo reproché varias veces a mi madre pero la respuesta siempre era la misma : no había tiempo ni para el idioma ni para la historia : había que producir y vender ; ya mayor pude entenderlo pero no olvidarlo, por eso Nahima , su Nahima , me abrazó dulcemente en sus brazos y me relató en clave familiar lo que mi abuela no dijo y fue el atajo para entender y comprender.
Mi hermano en honor a nuestra abuela , sello su nombre a una de sus hijas de la cual soy padrino de bautismo , por tanto ella no me deja , de una u otra forma me cuida y cada vez que el presente , duro y lleno de problemas me atrapa , miro su foto y entiendo que todo lo que pueda pasarme nada es en relación a su vida rica y fecunda que ojalá pueda repetir .
Nahima representa la lucha , la capacidad para fortalecernos cuando el camino se torna inhóspito y lo seguirá siendo por siempre y también la capacidad de unir a la familia y dejar un legado que en cada generación deberá ser más profundo y abarcador.
En su libro aparece el apellido Jure , que es muy familiar en la nuestra por cuanto una de las hermanas de Nahima se casa con un Sr. Jure ; en nuestra ciudad hay muchos que portan el mismo.
Nunca deje de escribir , por favor.
Muchas gracias , nuevamente , y le dejo mi correo [email protected]
Estimado Dr. Juan Carlos Pacífico, he leído su hermoso comentario sobre estas TRES MUJERES VALIENTES… Soy la hija menor de NAHIMA y la autora de su biografía. Un libro que ha recorrido el mundo y que cada vez me causa más admiración la repercusión que ha causado, sin haber tenido yo ni la menor intención de provocarla. Se podría decir que mi libro NAHIMA cumplirá 20 años en el próximo mes de Enero. Habrá que festejarlo…
En este año 2020, he cumplido 86 y sigo escribiendo…
Reciba mis agradecimientos y mis mejores saludos.
EDITH CHAHÍN CURI
Gracias por tu comentario Edith, honra nuestra página web tu lectura. Sabemos que el Dr. Pacífico tiene poca conectividad estos días, pero seguramente ha de responder tu mensaje cuando dé con él. Vayan en tanto nuestros afectuosos saludos desde «Panorama Registral».