Si algo le faltaba a una Argentina sin competitividad, llena de impuestos y enferma de burocracia, es que el mundo se derrumbara. La pandemia es un mal a gran escala, un “cisne negro”, pero que en el país adquiere dimensión de bandada. Después de ocho años de recesión, con una inflación crónica y en default, pensar en hacer negocios, en este mar de incertidumbre, es para navegantes avezados. Esa es la visión que se tiene en el exterior de lo que sucede fronteras adentro y es clave a la hora de tomar decisiones, según relatan quienes deben explicar la realidad nacional a sus casas matrices. Por ejemplo, el presidente de Volkswagen Argentina, Thomas Owsianski. “Teniendo en cuenta el contexto global, negociar una inversión hoy para la Argentina es una tarea desafiante”, señaló el ejecutivo. Respondió así ante la pregunta, formulada ayer por Ámbito, sobre si la filial local tendría, en la actualidad, la misma suerte para recibir el desembolso de u$s650 millones que obtuvo hace tres años para la producción de un nuevo modelo en la planta de General Pacheco.
No es la primera vez que este directivo se refiere, en los últimos tiempos, a las dificultades locales. “Las discusiones con la casa matriz no son fáciles en este momento. Nuestro compromiso es de largo plazo, pero es importante entender que la Argentina no es un país único en el mundo, son más de 200. Argentina, como país, tiene que ser más competitiva en nuestro sector, es imperativo”. Lo dijo, hace poco más de un mes, durante una videoconferencia realizada por la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana, en declaraciones levantadas por el diario Clarín.
Fuente: Ambito.com