El Dr. Juan Carlos Pacífico Annan es Encargado Titular del Registro Automotor de Pergamino N° 2.
Durante esta semana nos remitió estas líneas, que juzgamos muy oportunas para publicar hoy, tan cerca de una nueva asunción presidencial democrática y consecutiva en nuestro país.
Creemos que el texto —reclinado sobre un párrafo del escritor y diplomático argentino Eduardo Mallea— reúne la paralela esperanza y frustración que gran parte del pueblo argentino vive frente a la fecha.
«Corría el año 1983 y Argentina asistía a una instancia que había sido muchas veces relegada y que para muchos era inédita: votábamos con alegría sabedores que el camino elegido era el que nos llevaría a un mejor país, a un país en donde todas las voces fueran escuchadas y valoradas a un lugar donde las oportunidades surgirían para que cada uno buscara su destino, sin sobresaltos y con la esperanza de construir un país mejor, volver a convertir a la Argentina en la utopía que los inmigrantes buscaban desesperadamente».
«Pasaron los días, los meses, los años y hoy celebramos los cuarenta años pero esa fortaleza y esperanza carece de la alegría de antaño; no hay alegría a pesar del aniversario, la esperanza se deshilacha notoriamente pero enhiesta y con arrugas indisimulables se yergue un mástil que resiste, que persiste que no muere que intenta traspasar el testimonio a las próximas generaciones sin maquillaje alguno en el estado en que la vemos sin esconder absolutamente nada ese mástil es la voluntad inquebrantable del hombre y mujer común, la Argentina soterrada, anónima, sin dobleces, que labora día a día y engrandece la patria y que a pesar de todo apuesta a continuar con el ancho camino de un sistema de gobierno que no es el mejor pero que ofrece salidas mejores que otros que padecimos y al cual no queremos volver».
«Después de intentar durante años paliar mi aflicción inútilmente, siento la necesidad de gritar mi angustia a causa de mi tierra, de nuestra tierra».
«De esa angustia nace esta reflexión, esta fiebre casi imposible de articular, en la que me consumo sin mejoría. Esta desesperanza, este amor —hambriento, impaciente, fastidioso, intolerante—; esta cruel vigilia».
«He aquí que de pronto este país me desespera, me desalienta. Contra ese desaliento me alzo, toco la piel de mi tierra, su temperatura, estoy al acecho de los movimientos mínimos de su conciencia, examino sus gestos, sus reflejos, sus propensiones; y me levanto contra ella, la reprocho, la llamo violentamente a su ser cierto, a su ser profundo, cuando está a punto de aceptar el convite de tantos extravíos”.
«Historia de una pasión argentina», de Eduardo Mallea (Bahía Blanca, 1903 – Buenos Aires, 1982).
«Este rutilante texto de un autor ciertamente olvidado nos muestra que la crisis no es de ahora, no es de este tiempo, es una crisis que padecemos los países ´nuevos´ que solo tienen doscientos años de edad, estamos en la pubertad de nuestra historia, buscando, desesperadamente la salida».
«Llegará, la esperanza es la luz que alumbra el camino no nos quitemos la esperanza no olvidemos a nuestros antepasados, la lucha ante todo, la confianza en un futuro mejor a pesar de todo, creer a pesar de la negritud del cielo, la luz siempre nos espera, saldremos adelante los dolores de parto son profundos y profundo será el momento en el cual podamos mirarnos de manera distinta y ahí en ese instante genitivo nos daremos cuenta que la democracia es el sustento de ese futuro exitoso».
Dr. Juan Carlos Pacífico Annan