Cuestión de Imagen

«Digesto de Costumbres Registrales Tomo II”, Compilación

La vida registral de Roberto Etchenagucía pareció haberse solucionado gracias a la publicación de su novela futurista titulada “Más allá del Proyecto Infoauto“. Con ella recuperó el prestigio perdido por deficienc administrativas y fue nombrado al frente de un Registro Seccional de extraña jurisdicción (el N° 7 de Iguazú), que patentaba todos los automotores radicados en los alrededores de las cataratas misioneras.

Pero las permanente inundaciones del litoral argentino, los recortes presupuestarios del área de Parques Nacionales y las controversias de importación-exportación de automotores con Brasil hicieron caer rápidamente las expectativas económicas de Roberto.

Decidió no atormentarse por la drástica reducción de sus emolumentos y esperar tiempos mejores con altura: el Registro no podía ofrecer la imagen de inoperancia que provocó su alejamiento.

Ocupó entonces a sus empleados con tareas absurdas, para evitar las tertulias y mantener el compromiso con el sistema registral. Ellos debían estar durante horas abocados a estas cuestiones:

  • Diseño de nuevas Solicitudes Tipo y mejoramiento de las existentes.
  • Confección de “Crucigramas Registrales” (Número 5. Vertical: ´Apellido de quien fuera Encargado del Seccional Nº 1 de la ciudad de Andalgalá, provincia de Catamarca, entre 1972 y 1975´)
  • Llamados telefónicos felicitando —en el día de su cumpleaños— a cada Titular de Registro del país.
  • Reunión de datos para escribir una biografía apócrifa que subrayara infinidad de hechos destacables —aunque falsos— del Director Nacional.

Era importante realizar todas estas actividades bajo un permanente movimiento físico, ofreciendo una imagen de actividad agobiante: corbatas mal anudadas, furtivos desplazamientos entre escritorios, alocado revoleo de papeles, gritos y reproches entre empleados y —sobre todo— un incesante sonido de teléfonos celulares.

Claro está que estas “puestas en escena” provocaban significativas demoras a los pocos usuarios que concurrían al Registro: ellos debían esperar varias horas para ser atendidos, y sus trámites eran revisados minuciosamente por dos o tres personas (los empleados se acostumbraron a observar trámites y pedir explicaciones por motivos tan ridículos como la acentuación de monosílabos en Solicitudes Tipo o “extrañas” coincidencias entre los números de D.N.I. del titular y los números de motor del vehículo, entre otros).

Pero no todo es una cuestión de imagen y Roberto guarda algunas cartas para mejorar su recaudación: está pensando en proponerle al Director Nacional el patentamiento de los helicópteros que vigilan el río Paraná y la registración de electrodomésticos contrabandeados.

Alejandro Puga

Revista “Ámbito Registral” Nº 11 Octubre de 1999

Digesto de Costumbres Registrales – Tomo II

Estrategias

“Digesto de Costumbres Registrales Tomo II”, Compilación

Roberto Etchenagucía recuperó finalmente su cargo de Encargado Titular. El prestigio que había perdido por deficiencias administrativas quedó atrás, gracias a la publicación de una novela futurista inspirada en el sistema registral (“Más allá del proyecto Infoauto”). Etachenagucía fue entonces nombrado al frente del Seccional.

Apenas le modificaron el número y la jurisdicción de su Registro, pero todo deja su enseñanza: Roberto sabe que no puede dormirse en los laureles y debe justificar la recuperación de su puesto con demostraciones de eficiencia laboral.

Pensó, puntualmente, en aplicar su creatividad al trabajo cotidiano. Y así como debió reemplazar la trama original de su novela para hacerla más “vendible”, también logró generar las condiciones necesarias para una exitosa recepción de las noticias registrales entre el público usuario.

Instruyó al cajero de su Registro (Norberto, porque Etchenagucía extrañaba su equipo de trabajo y volvió al plantel original de empleados) para que —antes de comunicar al usuario los aranceles a pagar por una Inscripción Inicial— deslizara distraídamente hacia la vista del interesado un periódico abierto en las páginas donde se informan los bombardeos serbios o las estadísticas de la última hambruna en Ruanda. ¿Qué grado de violencia puede tener la protesta del usuario que está patentando un automóvil 0 Km frente a estas desgracias?

Algo similar ocurría cuando debía notificarse a un usuario la observación de un trámite. Era recomendable que Alfredo y Gonzalo —los empleados de mostrador— preocuparan al interesado sobre algún tema metafísico: ¿Qué tanta furia puede provocar la observación de un mismo trámite frente al inevitable destino mortal de todos los seres humanos que —tarde o temprano— sobrevendría incluso al presentante en cuestión?

Estas estrategias de ficción era inagotables: Roberto llegó a simular amenazas de bomba, incendios de edificio, sangrientas peleas entre sus sobordinados o escenas de arrebatos sexuales entre los archivos que protagonizaban Estela —esa empleada de piernas torneadas— y Aníbal —quien sólo trabajaba para mantener su seguro social—. Cualquiera de estos acontecimientos distraía la atención del público, y cualquier noticia registral desagradable quedaba relegada a un segundo plano.

Aprendió a manejarse de esta forma con sus empleados —telegramas de despido acompañados con algún falso examen positivo enfermedad incurable—, con su ex-mujer —quien no dejaba de reclamarle alimentos— y con sus superiores administrativos: ni los inspectores, ni los sumariantes, ni siquiera el Director Nacional quisieron recibir más noticias de Roberto.

Bien sabían ellos que —más allá de su tropiezos registrales— Roberto les haría recordar esas cosas indeseables que la vida trae consigo.

Alejandro Puga

Revista “Ámbito Registral” Nº 10 Junio de 1999

Digesto de Costumbres Registrales – Tomo II