“Las primeras palabras de un bebé deberían ser mami, papi y Citroën”, expresó el
fundador de la compañía en 1927.
Habiendo presentado ya en “Panorama” la historia de las automotrices Peugeot, Ferrari y
Chrevrolet, es el turno en este caso de la Citroën, fabricante de vehículos en el mundo desde 1919 y en nuestro país desde 1960. Alcanzó en el período 1968/70 su mayor penetración en nuestro mercado, ubicándose en el sexto puesto entre las nueve productoras automotrices argentinas.
La historia nos dice que tras el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, André Citroën se convirtió en un productor de municiones, suministrando más de 23 millones de proyectiles para las fuerzas armadas francesas.
Finalizada la guerra y ya rico, comenzó la fabricación de autos y presentó su prototipo 10CV en 1919, del que tuvo 16.000 pedidos en dos semanas, un fabuloso éxito para la época.
Apuntado por este éxito, André se dedicó a desarrollar una amplia gama de modelos, reconociendo el valor del marketing para la conquista del mercado y apuntando por primera vez al público femenino, con su pequeño modelo 5CV lanzado en 1922.
A principios de 1934, la gama de la marca incluía 76 modelos, con un sinfín de chasis y carrocerías. Pero la obsesión de André de eclipsar a su rival Renault, gastando lo que fuese necesario y lanzando infinidad de modelos, llegó a su punto culminante en diciembre de 1934, cuando los acreedores obligaron a la compañía a declararse en quiebra. Su mayor acreedor, el fabricante de neumáticos Michelin asumió el control.
Sin embargo, en 1968 Citroën debió ser rescatada por el gobierno francés, hasta que perdió su independencia en 1974, cuando Peugeot compró el 38% de sus acciones, porcentaje que elevó al 90% en 1976.
Muchos consideran que el Citroën CX, elegido el auto europeo del año en 1975, fue el último Citroën “de verdad”, ya que con la llegada de Peugeot a su participación accionaria se presentó un cambio estético gradual, y los productos de la compañía se volvieron más convencionales para atraer un mercado más amplio.
Los Citroën se parecieron cada vez más a los Peugeot, incluyendo el Saxo de 1995 y el Xsara de 1997, ambos de grandes ventas. Citroën experimentó el renacimiento de su diseño, y el atractivo DS3, lanzado en 2009, fue el primero de una nueva gama de autos Premium bajo la sigla DS.
Hoy en día, la cohabitación Citroën-Peugeot, parece estar llegando a un equilibrio. Las dos marcas asumensus diferencias aún en el seno de la misma empresa, y cada una mantiene su estilo propio.
Alejandro Puga