Escasez de autos 0 km, el síntoma más elocuente de los «cuellos de botella» que genera el plan Massa

Si hay un sector de la economía que sintetiza a la perfección el problema de «cuello de botella» que atraviesa la economía es el automotor: la demanda por comprar autos nuevos está en uno de sus momentos más altos, pero la oferta no da abasto por la escasez de dólares para incrementar la producción.

Y, como ya ha ocurrido en otros momentos, la inflación y las distorsiones cambiarias acentúan ese fenómeno. Primero, porque ante el temor de una aceleración inflacionaria que licúe los ahorros, el auto es uno de los máximos exponentes de la «fuga al consumo». Y segundo, porque cuanto mayor es la brecha entre el tipo de cambio oficial y el blue, el precio de los autos se abarata para aquellos que tienen billetes verdes bajo el colchón y ven la posibilidad de concretar una compra de oportunidad.

Pero claro, la contracara de esa demanda exacerbada es una oferta a la que le resulta cada vez más difícil mantener el ritmo y que, ante los problemas de falta de divisas, encuentra amenazas de recesión.

Las advertencias de los industriales se vienen intensificando a medida que el Gobierno opta por restringir las importaciones como forma de cuidar las reservas del Banco Central. Fue así que se llegó a la situación critica de suspensiones de turnos en plantas de ensamblado de los cero kilómetro.

En particular se ha visto esta situación con las plantas cordobesas de Fiat, Renault y Nissan, que han debido parar turnos no por falta demanda -por el contrario, gracias al impulso exportador se aproxima al medio millón de autos producidos, una marca que no se registra desde el año 2015- sino por falta de dólares para importar.

Lo paradójico es que las estadísticas de producción de autos no muestran malos números. Por el contrario, hay una persistente recuperación: con los 53.378 fabricados en noviembre -una suba interanual de 14,8%- se acumula en el año una producción de 499.774 autos, lo que implica que en 2022 hubo un salto de 26,6% respecto del año pasado, según las estadísticas de la gremial automotriz Adefa.

Casi un 60% tuvo como destino la exportación, mientras los concesionarios que abastecen al mercado local siguen quejándose de la falta de stock que los lleva a mantener clientes en listas de espera.

Pero esto, que a primera vista podría parecer una noticia positiva de un sector en crecimiento, también puede ser percibido de otra forma. Sobre todo, si quien observa los números es un funcionario que tienen a su cargo la gestión de las reservas escasas: en el acumulado del año, el comercio exterior del sector automotor muestra un déficit de u$s1.600 millones, producto de que se compraron autos y autopartes por u$s8.729 millones contra exportaciones por u$s7.129 millones.

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