En los primeros cuatro meses del año se vendieron 510.023 autos usados, acorde a los datos relevados por la Cámara del Comercio Automotor (CCA). Y si bien esto significa una caída del 6,07% respecto al mismo período de 2021, es aún así un número significativo en el mercado. Con una crisis en lo que respecta a la venta de 0km -faltante de modelos, autopartes y demoras en las entregas-, el usado se vuelve una opción tentadora para aquellas personas que quieren cambiar de auto. Sin embargo, la industria se encuentra en un momento complejo y existe una serie de variables que derivan en una distorsión de los precios.
Existen tres clasificaciones en materia automovilística: 0km, seminuevos y usados. Pero lejos de ser mercados que funcionan por separado, están atados el uno al otro. En diálogo con LA NACION fue Alejandro Lamas, secretario de la CCA, quien explicó cómo se relaciona lo que ocurre en un mercado con los demás. La cadena, cuenta, comienza cuando el dueño de un auto de entre uno y seis años de antigüedad quiere comprar un 0km. Ese usuario pretenderá dar su vehículo como parte de pago, cosa que habilita al dueño de un modelo del 2010 a encontrar algo un poco más moderno a un menor precio respecto al salido de fábrica. Pero en la actualidad, el faltante de productos 0km hace “que el que tenga un 2020 se quede quieto y espere a que aparezcan alternativas”.
A su vez, otra cosa que ocurre gracias a eso es que el precio del usado se distorsione e incluso sea mayor al precio de lista de un 0km. “Todo esto se corrige si aparecen los 0km. Que el usado valga más que un 0km, es porque no hay oferta de 0km. La gente no es tonta y si paga un usado 2021 más caro de lo que le piden por un cero es porque el cero no existe en el mercado en este momento y no le dan una fecha de cuándo pueda aparecer. Además, hoy te dicen en la terminal: ‘Ese auto vale tres millones de pesos pero con suerte podés tener uno en seis meses’. Mientras, ves como todos los meses te aumenta un 4%. Eso es lo que distorsiona: no tener previsibilidad ni por disponibilidad, ni precio futuro”, detalló Lamas.
Pero esta distorsión no es exclusiva del mercado argentino; hay factores en el mundo que juegan en contra de la estabilidad. “Esto tiene tres grandes directrices. Primero, la industria del automóvil está en período de transición; se está discutiendo el futuro de la movilidad con tecnologías nuevas, qué modelos se van a adaptar a las distintas regiones y las industrias se están relocalizando. Segundo, seguimos pagando las consecuencias de la pandemia: alta demanda de componentes, crisis de oferta, crisis de logística y aumento de los costos. Y tercero, este sí es un problema doméstico, tenemos falta de dólares para pagar importaciones”, explicó también.
Cómo encontrar el precio adecuado en un mercado distorsionado
Los márgenes de negociación no siguen una línea fija y dependen de varios factores. Alejandro Lupo, presidente de la Federación de Asociaciones y Cámaras del Comercio Automotor de la República Argentina (Faccara), aconseja ver “qué está pidiendo la gente en el mercado”. “Si te aparece un auto de un millón de pesos publicado hace cinco meses, evidentemente no vale un millón de pesos. A veces, hay que relacionar esa marca y modelo con un competidor de las mismas características. Lo que sucede es que, por ejemplo, vos vas a Mercado Libre y ves tu auto con más kilometraje. Entonces decís: ‘Ah, el mío tiene menos, entonces vale más’. Después, otra persona con el mismo auto dice: ‘Ah, pero el mío tiene un escape especial, entonces vale más’. Ahí se empiezan a producir las distorsiones del precio que en líneas generales se dan cuando publican los particulares”, relató.
Entonces, si bien “no hay una regla escrita” y todo va a depender de “a lo que esté el comprador dispuesto a pagar y el vendedor a vender”, según Lamas, hay factores determinantes del precio a mirar cuando se va a determinar un valor -y cuando se va a pagar por él-.
- Que los servicios se hayan hecho en un concesionario oficial
- Que estén en buen estado las cubiertas. “Valen una fortuna y en un auto del 2006, 2007 puede llegar a representar hasta el 10% del valor total”, advierte Lupo
- Revisar las reparaciones que necesita. “Por ejemplo, pintar un guardabarros de un 2008 es lo mismo que el de un 2016, pero el precio de venta es otro”, destaca también
- Chequear el kilometraje dado que eso refleja el desgaste del motor, tren delantero, embrague, rulemanes, frenos, por ejemplo
- Que no haya tenido choques y si los tuvo, qué reparaciones necesitó
- El año del auto
- El equipamiento del auto. “Los modelos más equipados son más fáciles de vender y los menos equipados, más difíciles”, precisa Lupo “Hoy, la gente pide mucho lo que es seguridad y otros elementos de confort: levanta vidrios eléctrico, airbag, cierre centralizado. Los autos que tienen la cámara de retroceso o sensores de estacionamiento son un plus. Son detalles que hacen al cuidado del auto y que tengan un plus en el precio. Después, hay cosas que perjudican al auto: si una persona le cambió las llantas, le puso escape deportivo, lo bajó, le puso un alerón y un chip para potenciar el motor, todo eso baja el valor del auto. Ahora, si una persona le puso equipo de audio, cámara de retroceso, sensores de estacionamiento, esos detalles que denotan cuidado aumentan el valor”, añade Lupo.