Los autos eléctricos piden oxígeno

Dentro de 30 años, cuando muy probablemente no se pueda circular en España con vehículos de gasolina o gasoil, quizá las baterías de los coches eléctricos sean de litio-oxígeno o de ion-sodio. En ese terreno se mueve la investigación. Porque todo cuanto preocupa de los vehículos a pilas se debe a los actuales acumuladores de ion-litio, todavía con algunas desventajas significativas.

Si la comparación se redujera a los motores, los eléctricos se habrían impuesto sin duda a los tradicionales de combustión: son propulsores mucho más eficientes (convierten en movimiento el 90% de la energía que reciben, frente al 30% de los de gasolina), limpios, silenciosos, más fáciles de fabricar y de mantener y además capaces de transmitir toda su potencia casi al instante, lo cual resulta mucho mejor para conducir.

Pero los motores no existen sin las baterías de ion-litio, con las cuales se han conseguido avances tan impensables hace diez años como insuficientes hoy en día. Es cierto que se han desarrollado hasta ofrecer una densidad energética aceptable (requieren menor tamaño para almacenar y suministrar energía, lo que se traduce en una mayor autonomía) y que su durabilidad ha aumentado notablemente (resisten un gran número de ciclos de carga), incluso que mantienen hasta un 90% de su capacidad pasados unos cinco o seis años (la situación empeora después).

Fuente: LaNacion.com.ar

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