Noticia del diario «La Nación», 11/8/23
Las reglas del juego para surfear la economía argentina no son claras y están llenas de vueltas, cambios y situaciones insólitas de por medio. En el mercado automotor, el tablero se sigue acomodando después de las medidas del Gobierno que afectaron a todas las importaciones.
El impuesto PAIS del 7,5% sobre los modelos importados y las autopartes empleadas para la producción interna repercutió en los precios de los 0km que los fabricantes actualizan mes a mes por el contexto inflacionario.
A esto se agrega el impuesto al lujo como tercer elemento, que se actualiza de manera trimestral y cuya escala vigente desde el 1° de junio establece que se aplica un 20% a los modelos que superen los $8,4 millones en su precio de venta al público, y un 35% a los que superen los $15,5 millones.
En este escenario reaparece el insólito fenómeno argentino de los “precios topeados”. En un intento desesperado de amortiguar y, de ser posible, evadir el castigo impuesto por la AFIP, muchas marcas intentan que sus modelos no superen el límite establecido para que queden fuera de mercado. Consecuencia de esto: en los papeles, los precios de muchos autos en su versión de entrada de gama equivalen a los precios de las variantes más equipadas.
Al margen de que estos precios se respeten en los concesionarios -donde los sobreprecios son moneda corriente cuando hay escasez de unidades, sobre todo, importadas-, durante este mes se dan situaciones insólitas.
En los vehículos de Stellantis, por ejemplo, todos los Peugeot 208, desde el New Like de entrada con motor 1.2 litros al Feline automático con motor 1.6, figuran exactamente al mismo precio: $8.101.000; al igual que los modelos del SUV 2008.
Con la misma cifra, Citroën exhibe tres versiones tope de gama de su C3: Feel Pack Design, Feel Pack Design bitono y First edition, y cuatro versiones del C4 Cactus.
En Fiat, por su parte, tres de las cuatro versiones del SUV Pulse están al mismo precio, $8.291.500, aun cuando la tercera de ellas (Audace 1.0) difiere en el motor con las dos primeras (Drive, con caja manual y CVT, y propulsor 1.3 litros). Por una cifra casi idéntica de $8.291.300, también se comercializan las versiones Life, Zen y Stepway (SCe y dCi) del Renault Kangoo, al igual que las versiones Zen, Intens, Iconic e Iconic 4×4 de su Duster.
Más modelos topeados
Hay más ejemplos de vehículos topeados para evitar pasar los $8,4 millones. Por el lado de Nissan, tres versiones del sedán chico Versa (Advance, Advance CVT y Exclusive) cuestan lo mismo: $8.100.000. Mismo valor que dos Kicks (Sense y Advance) y un Sentra (Advance).
En Chevrolet, el SUV chico Tracker figura a $8.244.900 la versión AT (automática) y la siguiente más equipada, LTZ. Y en Jeep, las versiones manual y automática de la entrada de gama Sport cuestan lo mismo también: $8.340.000.
Después se ven muchos modelos que están al borde de la primera escala del impuesto, como Volkswagen Nivus 170 ($8.389.100): Volkswagen Nivus Comfortline ($8.389.100); Volkswagen T-Cross 170 ($8.389.100); Volkswagen Polo MSI ($8.390.000); y Toyota Corolla XEI ($8.390.000).
El mes que viene, la AFIP ajustará los montos del impuesto interno y se espera que la primera escala suba hasta los $10.500.000 en su valor de venta al público.