La reconversión natural y tecnológica del parque automotor exige productos de mayor calidad y amigables con el medio ambiente. Esa necesidad se reflejó en la actitud de los consumidores, quienes en la búsqueda de combustibles que ofrezcan mayor rendimiento, potenciaron el consumo de estas variedades.
Sin embargo, el comportamiento de la demanda no fue parejo: mientras la nafta con bajo contenido de azufre creció tan solo 2 por ciento en los últimos 10 años, las ventas de diésel Premium se dispararon hasta 279 por ciento.
El volumen de diésel Premium, que en 2010 equivalía al 71 por ciento del volumen de nafta Premium, en 2017 registró el primer año con ventas por encima de su homónimo de las naftas. Y en 2020 fueron 163 por ciento superiores a las de aquel. Esta tendencia es también muy marcada versus la nafta súper: Mientras en 2010 sus ventas equivalían al 19 por ciento, en 2020 ya eran el 54 por ciento.
La comparación resulta paradójica, teniendo en cuenta que el parque automotor a nafta es del 51.80 por ciento del total mientras que los gasoleros se llevan el 34,9 y que de los vehículos incorporados en la última década, la proporción es totalmente favorable a los nafteros, con 81 por ciento del total.
La participación del diesel con ultra bajo contenido de azufre en las ventas de combustibles totales se triplicó desde el año 2010, alcanzando hoy el 15 por ciento del mercado. Pero además, el gran crecimiento de este producto se ve reflejado claramente también dentro de la misma categoría de diesel, donde el Premium se ha desarrollado de manera exponencial mientras que el de menor calidad ha ido reduciendo su consumo, a pesar de tener menor precio.
Del total de gasoil que se vende en la Argentina, en 2010 el volumen de gasoil común representaba el 93 por ciento de ese segmento y apenas el 7 por ciento restante era con ultra bajo contenido de azufre. En 2019 la ecuación cambió y el diésel Premium fue 26 por ciento del total de gasoil comercializado en el país.
Fuente: surtidores.com.ar