Afectada como pocas, debido al impacto de las crisis económica y sanitaria, la industria automotriz tuvo un 2020 para el olvido.
Las terminales que fabrican en el país produjeron 257.187 vehículos, un 18,3 por ciento menos que en 2019, mientras que el volumen de ventas en el mercado interno alcanzó a 342.474 unidades, 25,5 por ciento menos que el año anterior.
Sus indicadores marcaron un retroceso de más de 15 años, a tal punto que hay que retrotraerse hasta 2004 para encontrar estadísticas similares en cuanto a producción nacional, a ventas al mercado interno y a exportaciones.
El flojo desempeño incluyó un hecho histórico: abril fue el primer mes completo en la historia de la industria automotriz argentina en el que no se fabricó ningún vehículo debido a la cuarentena dispuesta por el Covid-19.
Si bien ahora el piso desde donde intenta ponerse de pie es bajo, el arranque del año la muestra con signos de recuperación.
Ya el primer bimestre la exhibe con un nivel de producción y de ventas anterior a la pandemia.
Pero lo bueno estaría por venir. Renault le comunicó ayer al gobernador Juan Schiaretti que proyecta incorporar un nuevo turno en su planta de producción ubicada en barrio Santa Isabel, en la ciudad de Córdoba. El crecimiento le permitiría incorporar 500 empleos directos.
Por el efecto derrame que aportaría la mayor actividad industrial, los proveedores autopartistas sumarían un número similar de trabajadores.
El crecimiento, sin embargo, podría estar condicionado. Dependerá de que la terminal y las autopartistas puedan acceder a los dólares –hoy de escasa disponibilidad– para traer desde el exterior los componentes e insumos necesarios que requerirá la mayor producción.
Habrá que esperar que esa restricción no le haga perder otro turno más a la industria automotriz.