El que hoy le dice a un chico ‘eso no se puede’, es un tipo que le hace daño. Porque cualquier persona puede hacer lo que quiera.” Quien lo dice es Esteban Palazzo, tucumano, 33 años, el menor de ocho hermanos, padre de una nena, diseñador estrella de McLaren, la mítica escudería británica de Fórmula 1 que también fabrica autos de calle.
El lugar de trabajo de Esteban es un espectacular edificio ubicado en Woking, una pequeña ciudad inglesa del condado de Surrey, a 50 kilómetros de Londres. Desde allí imagina y crea autos deportivos que están entre los más deseados del mundo. Su última obra es el Senna, en homenaje al mítico piloto brasileño. Un “avión caza”, como lo define su creador, que cuesta un millón de dólares.
Pero el camino de Esteban hacia esa posición de elite no fue sencillo. Primero tuvo que vencer las barreras del fuego amigo cuando era apenas un adolescente. “La encargada de mi orientación vocacional se rió cuando le conté que quería diseñar autos —recuerda—. ‘Eso no existe’, me dijo.”
¿Y cómo seguiste a partir de ahí?
Apareció Adrián Avellanera, un profesor de Arte que tuve en el colegio. Estaba entre enseñarme a diseñar autos o internarme. Yo era un “tontito” que desde chico dibujaba autos. Y él me dio clases en serio, gratis, los fines de semana. No me distrajo del colegio porque la formación académica es fundamental, hasta por una cuestión neurológica, pero me hacía dibujar de verdad. Todo los sábados iba a su clase y me pedía trabajos para el sábado siguiente. Y así me quedaba dibujando hasta las 3 o 4 de la mañana, y a las 8… arriba para ir al colegio.
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