El “Sistema Biométrico”, ya vigente desde hace varios años en la Dnrpa
Fichar, marcar tarjeta o, actual, posar el pulgar. Son varios los mecanismos para acreditar la asistencia de una persona a su lugar de trabajo y controlar su horario. El Gobierno tiene todos estos sistemas en mente, porque buscará reforzar el control sobre el presentismo de los empleados públicos.
El punto de partida es muy dispar: no todas las oficinas del Estado llevan un seguimiento de las asistencias ni lo hacen del mismo modo. El objetivo de Cambiemos es instrumentar un sistema biométrico unificado para llevar el registro de las horas laborales de todos los agentes estatales.
El control del presentismo es uno de los ejes que se trazó el Ministerio de Modernización, en el marco de su plan para “jerarquizar el empleo público”. Los otros dos pilares serán las evaluaciones de desempeño y el fomento de la carrera pública. Según pudo saber LA NACION, los gremios estatales, a priori, no opondrán resistencia a una mayor vigilancia de la asistencia y el cumplimiento horario. Siempre y cuando, advierten, no se afecten los derechos adquiridos.
Si bien las sanciones por faltas injustificadas o las llegadas tarde siempre estuvieron reglamentadas en el Estado, en el Gobierno admiten que “por algún motivo algunos organismos no las aplicaban con regularidad en el pasado”.
El plan es instalar, en etapas, el sistema biométrico en el total de las oficinas estatales para que el control sea el mismo en todos los casos y pueda estar centralizado.