Este tipo de condición climática suele causar dramáticas consecuencias, con accidentes de tránsito que derivan en víctimas fatales e importantes pérdidas materiales. Suelen ser eventos de gran magnitud porque, generalmente, involucran a una gran cantidad de vehículos y en muchos casos las autoridades optan por interrumpir el tránsito por las zonas afectadas, como medida más efectiva para evitar la repetición de esas tragedias.
Para comprender mejor la situación, conviene tener en cuenta que, por lo general, en esas condiciones los accidentes que se producen involucran vehículos que se estrellan contra otros que están detenidos o circulando más despacio por la misma mano.
Es evidente que, especialmente en el primer impacto, se produce algo así como una falta de sincronización entre las decisiones que toman los distintos conductores ante la misma situación.
El que impacta se ve sorprendido por la aparición, a pocos metros, del otro vehículo que está detenido o circulando más despacio, y le resulta imposible evitar el choque, porque no le alcanza la distancia que dispone para frenar desde el momento que lo ve.
Algunos caminos y autovías tienen, en las zonas de niebla, señalizaciones que ofrecen una referencia acerca de cuál sería la velocidad conveniente en relación con el espacio de visibilidad disponible. Muchos no lo saben, pero son marcas con forma de V invertida, que pintadas sobre el asfalto dan una información complementada por los carteles al costado del camino. Dichas advertencias indican: si puede ver tres señales, puede circular a 80 km/h; si puede ver dos señales, puede circular a 60 km/h; si sólo puede ver una señal, no debe superar los 40 km/h.
Fuente: Parabrisas.com.ar