Es como una cápsula del tiempo, en pleno centro de la ciudad San Luis. Allí funcionó la concesionaria Renault Servicios hasta 2014 y, desde entonces, quedó cerrada y con una colección de autos clásicos abandonados en su interior.
El edificio fue construido por el empresario Roberto Anzulovich, un conocido vendedor de autos de San Luis. Comercializaba vehículos de Renault, pero también ofrecía modelos de Honda, Nissan, Rover y Dodge. En 2007, la Justicia lo condenó a cuatro años de prisión por falsificación de documentos y estafa.
El concesionario siguió funcionando siete años más, hasta que en 2014 fue cerrado de manera definitiva. Desde entonces, y a través de sus grandes ventanales, es posible observar la colección de vehículos que quedaron en su interior. Hay un Cadillac Allante (un descapotable norteamericano fabricado por Pininfarina en Italia), dos Ford Thunderbird y varios Mercedes-Benz (incluyendo un Clase G), entre otros.
Fuente: Autoblog