“Mis abuelos maternos vinieron desde Siria a principios del siglo pasado, Nahima y Elías se casaron en Pergamino y tuvieron once hijos, sobrevivieron a ocho y como tantos otros su vida comercial comenzó en una pequeña tienda que con el tiempo se convirtió en una gran industria de la confección”.
“Católicos ortodoxos colaboraron activamente en la construcción del templo dedicado a San Jorge y del Club Sirio Libanés de mi pueblo, se integraron a la sociedad no sin algunos escarceos propios de esa época, sin embargo el trabajo intenso fructificó al fin y vieron colmadas sus expectativas”.
“Mi abuelo falleció en 1968 y mi abuela en 1973, aún recuerdo su idioma, en su casa mis abuelos hablaban en árabe con sus hijos que le contestaban en castellano y en castellano con sus nieto
“Mi abuela, con los ojos más bonitos que recuerdo de un celeste único, era quien mandaba –no podía ser de otra manera – y su cocina una fábrica de exquisiteces orientales a las cuales mi memoria se aferra día a día”.
“Viví con ella sus últimos tres años, mi madre al ser la menor de la descendencia tenía asignada tal tarea y mi padre lo aceptó sin hesitación, mis tíos y tías estaban siempre dispuestos a la ayuda y esos años transcurrieron con las rutinas de una familia de clase media y mi abuela jamás fue obstáculo para nadie, ella poseía una bondad única y los diálogos que entablábamos en su castellano rústico siempre transcurrían por sus preguntas sobre el colegio o el club, no supe preguntarle nada de su infancia y su pa
“No puedo creer que haya perdido la historia oral de su, seguramente, rica historia, muchas veces me enojé con mi madre a la cual reprochaba no haberme advertido de tal circunstancia pero su respuesta siempre fue la misma: el trabajo todo lo borraba, no había tiempo para otra cosa, ellos solo pensaban en laborar y en la familia”.
“Siria, en nuestra familia, no es una tierra más, es la tierra de mis abuelos, por eso las noticias que leo de su guerra civil tan cruenta y espeluznante no pasa desapercibida, a veces imagino los diálogos que hubiera tenido con Nahima de haber vivido en este contexto sangriento, imagino su amargura y sus lágrimas porque jamás de su boca nació un reproche ante su ida, una palabra violenta con relación a los invasores turcos que asolaban las aldeas cristianas en ese periodo, no puedo dibujar en mi mente un pueblo violento cuando los que aquí vinieron no poseían ese gen de guerra”.
“No entiendo la guerra en el rostro de mis abuelos, no puedo encontr
“Cuando mi abuela murió hablaba y llamaba a su madre en un árabe perfecto y sonoro, mis tíos me traducían y ahora cuando su país se desangra creo entrever que ante tamaña tragedia ella llamaría a su madre pero también a todos los actores, directos e indirectos, que con su operar son indisimulables
Vaya este opúsculo para Nahima y Elías y en ellos para todos los sirios que vinieron aquí y nos enseñaron a trabajar a destajo y a querer a esta tierra con la pasión del converso con la fortaleza de aquel que sabe que la eligió por siempre”.
Dr. Juan Carlos Pacífico Annan
Encargado Titular del Registro de Pergamino N° 2