Podrían alterar completamente la industria automovilística y restaurantera.
Pero en el Siglo XXI, la mayoría de nosotros depende de los autos —conducidos por nosotros— para movernos a todas partes. Las gigantescas cantidades de multas por manejar bajo los efectos del alcohol que se levantan cada año son testamento de las malas decisiones que enfrentamos como resultado de nuestra dependencia con dicha forma de transporte.
Mirando hacia el futuro, la tecnología detrás de los carros autónomos podría cambiarlo todo, y traducirse en grandes ganancias para la industria automovilística, los servicios de comida y bares. Cuando lo que se busca es generar dinero, los bancos se frotan las manos para que algún día puedan aprovechar este tipo de cambios en el paradigma tecnológico.
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