Nacida en los años noventa y perfeccionada con el comienzo del nuevo siglo, la impresión tridimensional es una realidad hoy al alcance de la mano. Y es parte de un futuro que nuestros padres o abuelos soñaron alguna vez.
Así, la máquina impresora es capaz de realizar réplicas de diseños en 3D, creando piezas o maquetas volumétricas a partir de un diseño hecho por computadora, descargado de internet o recogido a partir de un escáner 3D.
Las mismas surgen con la idea de convertir archivos de 2D en prototipos reales o en 3D. Comúnmente se ha utilizado en la prefabricación de piezas o componentes, en sectores como la arquitectura y el diseño industrial.
En la actualidad se está extendiendo su uso en la fabricación de todo tipo de objetos para distintas actividades, como la medicina, odontología, arquitectura, diseño, espacio, alimentos y lo último: la industria automotriz, uno de los segmentos donde son más palpables los avances.
Así, muchos fabricantes de piezas están poniendo su mirada hacia esta tecnología, debido a que constituye un método eficiente y, en algunos casos, más económicos, por no mencionar que este proceso permite fabricar piezas en lotes pequeños.
Varias empresas automotrices buscan liderar este segmento que tiene un potencial enorme: piezas más baratas y automóviles más livianos. Una ecuación que cierra por todos lados.
Fuente: www.prensalibreonline.com.ar