El concepto de la especialización se va decantando a pasos agigantados a medida que Brasil se consolida como productor de autos chicos a costos altamente eficientes. “Las unidades de menor costo que nosotros no estamos en condiciones de producir porque implican volúmenes de producción altos, los fabricará Brasil y los vehículos medianos, especialmente las camionetas, las debe hacer la Argentina”, señala Sureda.
Algunos indicadores son contundentes en ese sentido: las terminales nacionales tienen una capacidad instalada promedio de 400 a 500 unidades diarias, trabajando dos turnos; mientras que en Brasil llegan a las 1.000 unidades diarias. “Eso genera una producción masiva que abarata los costos, por eso el socio del Mercosur está en condiciones de hacer autos chicos más económicos”, explica el experto. En los últimos cinco años, las automotrices líderes radicadas en el país comenzaron a tomar nota de esta suerte de división del trabajo que se configuró en el sector.
Mientras en el 2010 del total de vehículos que se fabricaron en la Argentina, sólo un 27% eran utilitarios, en el 2017 el porcentaje llegó 57%.
Fuente www.perfil.com