Messi fue todopoderoso en los casi 3000 metros de Quito y nos lleva a Rusia. Luego de un comienzo angustiante, Leo dio cátedra, encontró socios en Di María y Enzo Pérez para hacer tres golazos y clasificarnos al Mundial.
Era jugar con mil kilos de explosivos en la espalda, hasta que por suerte el que explotó fue Messi. Y con ese festejo/enojo fue a buscar la bola adentro del arco para seguir, no había que parar. Y unos minutos después volvió a explotar solito, con esa corrida, ese zapatazo furioso y ese éxtasis en el Atahualpa, con el resto de sus compañeros haciéndole montaña de alegría. Y el show siguió hasta emocionar, haciendo poner la piel de gallina en el palco, generando gritos y abrazos hasta de quien se emociona mientras escribe.
Fuente: Ole.com